Sentir es un mecanismo maravilloso que Dios te ha dado para afrontar diferentes situaciones y evitar así que vivas en piloto automático (modo robot: nada me duele, nada me afecta), pero no tener una relación sana con cada una de las emociones que afloran en estas situaciones, puede traer como resultado un agotamiento emocional, ya que para reprimir lo que sientes, necesitas más energía que para expresar lo que sientes.
No nos enseñaron a sentir y por esa razón nos acostumbramos a abrazar únicamente las sensaciones agradables como la felicidad, la esperanza, la ilusión y el placer, pero ¿Qué hacer cuando viene la tristeza, la rabia, la frustración y el miedo? Si la resistencia fuera la solución no estaríamos viviendo uno de los momentos más desafiantes en materia de bienestar emocional. Este libro llega como un salvavidas en medio del caos emocional que viven los individuos, las familias, los equipos de trabajo y la sociedad.