¿Acaso era posible? ¿Me había arrastrado con ella con la esperanza de que como castigo mis padres dejaran de enviarme a cursar el bachillerato elemental? ¿O me había llevado de vuelta volando precisamente para evitarme ese castigo? ¿O acaso —todavía me lo sigo preguntando— había querido las dos cosas en momentos distintos?