En Estados Unidos, el concepto de “totalitarismo” se integró rápidamente en el arsenal ideológico de la Guerra Fría. En la RFA, se volvió la Weltanschauung de la Constitution, fuente de un “antifascismo” que tuvo como consecuencia inevitable la inhibición de la memoria de los crímenes del nazismo durante al menos 25 años. Para los comunistas europeos, por otra parte, “totalitarismo” se había vuelto una palabra casi impronunciable, un arma del imperialismo.