los judíos estaban divididos en un puñado de sectas político-religiosas enemistadas entre ellas y a cual más fanática: saduceos, fariseos, zelotes, bautistas, esenios…
Algo tenían en común: todos creían inminente el advenimiento del Mesías, un caudillo que expulsaría a los romanos y restauraría el reino de Dios prometido por las antiguas profecías.