Todo lo expresado fue inútil y la banda siguió cosechando la reputación de satánica y su vocalista Ozzy sería el sumo sacerdote de esta secta diabólica. De nada sirvió que el tercer álbum, Master of Reality (1971) se podría haber calificado como el primer disco de rock cristiano de la historia, con textos que harían las delicias de las viejecitas en la misa del domingo, tras una copita de vino en ayunas