—¡Escúchame, Conde! Otelo decidirá si puedo o no acompañarlos a asaltar. No tú.
—A mí no me miren —dije—. Yo ya me voy a mi casa. Si asaltan a alguien, mañana me cuentan cuánto sacaron.
—¿Y qué les dirás a tus nietos? —preguntó el Diablo—. ¿Que no pudiste asaltar a alguien cuando te lo propusiste? Si tus nietos van a dar al infierno, los pondré en el décimo círculo.
—¿Cuál es ese? Creí que solo eran nueve.
—Es el que está reservado a los que tuvieron un abuelito culero.