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Casey McQuiston

  • Lucecitahas quoted2 years ago
    A todas las personas que anden buscando un lugar al que pertenecer y que por casualidad cojan este libro: espero que hayan encontrado ese lugar aquí, aunque solo sea durante unas pocas páginas. Alguien os ama. Este libro lo he escrito para vosotros.

    Seguid luchando, seguid haciendo historia, seguid cuidando unos de otros.

    Vuestra, afectuosamente. Tomaos una cerveza a mi salud.
  • Sarayhas quoted2 years ago
    —Estoy... —empieza. Para horror suyo, nota algo que hace que le tiemble la voz, y se apresura a tragarlo—. No lo sé. No era mi intención decírselo al público de este modo. Pensé que tendríamos la oportunidad de hacerlo como Dios manda.
  • Milliehas quotedlast year
    contento, animado y lleno de vitalidad, eras una persona que vivía en dimensiones a las que yo no podía acceder
  • Milliehas quotedlast year
    me hiciste feliz, experimenté una felicidad que jamás había imaginado que pudiera experimentar una persona tan sujeta y encerrada como yo, y te amé.

    Y luego, de manera inexplicable, tuviste la total audacia de amarme tú también. Es increíble.
  • Milliehas quotedlast year
    Dios, me entran ganas de pelearme con todas las personas que te han hecho daño, pero eso me incluye a mí, ¿no?
  • Milliehas quotedlast year
    Jean Cocteau a Jean Marais, 1939:

    «Gracias desde el fondo de mi corazón por haberme salvado. Estaba ahogándome y tú te lanzaste al agua sin dudar, sin mirar atrás».
  • Mimi Jeonhas quoted2 years ago
    «Me gusta esta persona».
  • Lizmairi Mejiahas quoted2 years ago
    Los Juegos del Hambre, in
  • Lizmairi Mejiahas quoted2 years ago
    Estoy un poco confuso.
    —Yo también, joder —dice Alex sufriendo intensamente por algo que debió de hacer en una vida anterior—. Mira, no sé por qué, pero todo esto... —hace un ademán para abarcar toda la presencia física del príncipe— está... afectándome muchísimo, así que tengo que hacer una cosa.
    Y, sin más ceremonias, se pone de rodillas y empieza a desabrochar el cinturón de Henry y la botonadura de los pantalones.
    —Oh, Dios —exclama Henry.
    —Ya —coincide Alex, y acto seguido le baja los calzoncillos.
    —Oh, Dios —repite Henry, esta vez con sentimiento.
    Todo esto sigue siendo nuevo para Alex, pero no le resulta difícil plasmar en la realidad lo que lleva una hora planificando mentalmente con todo detalle. Cuando levanta la vista, ve a Henry sonrojado y extasiado, con la boca entreabierta. Casi duele mirarlo, con esa concentración de deportista, con todos los aderezos de la aristocracia puestos a su plena disposición. El príncipe lo mira a su vez, c
  • Lizmairi Mejiahas quoted2 years ago
    —¡Una mazmorra donde practican el sexo los blancos ricos! —exclama Alex en voz alta mientras Henry cruza por detrás de él.
    El príncipe toma una gruesa correa de cuero de un gancho de la pared, y Alex casi se desmaya al verlo.
    —¿Cómo dices? —pregunta Henry con naturalidad yendo a cerrar la puerta. Cuando se vuelve, su expresión es dulce e increíble—. Esto es el cuarto de aperos.
    Alex deja caer el abrigo y da tres rápidas zancadas hacia él.
    —Lo cierto es que me da lo mismo —dice, y a continuación aferra a Henry por el estúpido cuello del estúpido polo y lo besa en su estúpida boca.
    Es un buen beso, macizo y ardiente. Alex no sabe dónde poner las manos, porque quiere ponerlas en todas partes al mismo tiempo.
    —Ah... —gime exasperado. Empuja a Henry por los hombros hacia atrás y finge sentirse asqueado al mirarlo de arriba abajo—. Estás ridículo.
    —¿Quieres que...?
    Henry da un paso atrás, apoya un pie en un banco que hay cerca y hace ademán de desabrocharse los protectores de las rodillas.
    —¿Qué? No, claro que no, déjatelos puestos —le dice Alex. Henry se queda parado, de pie,

    On fire

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