sentó junto a la ventana; la noche estaba escarchada de estrellas; escarcha en el cielo y escarcha en la tierra; la Vía Láctea brillaba clara e intensa, y los árboles negros de Blawearie agitaban sus ramas sin hojas contra la ventana con un destello blanco por la escarcha; y durante horas observó por todo el campo el parpadeo de las luces de parafina de las granjas hasta que se encogieron y apagaron, dejándola en un mundo que bien podría haber estado muerto de no estar ella viva.