—Yo seré tu guardián hasta que regrese nuestro padre. Lo haré entrar en razón,
—No podrás protegerme si todos los hombres del pueblo se vuelven contra nosotros. ¿Acaso crees, hermano, que no los he oído cuchichear?
—Entonces ¿piensas ir a morirte al bosque? —le espetó Aliosha:—. ¿Como si fuera un noble sacrificio? ¿De qué serviría eso?
—He ayudado todo lo que he podido y con eso sólo me he granjeado el odio de todos —repuso Vasia—. Si esta es la última decisión que tomo, al menos será una decisión libre. Suéltame, Aliosha. No tengo miedo.
—¡Pero yo sí, estúpida! ¿Piensas que quiero perderte por culpa de esta locura? No te dejaré ir.