Introduje un escoplo y, dándole unos cuantos golpecitos con un martillo, la tapa del cajón se desprendió de pronto y al mismo tiempo se levantó de un salto, en posición de sentado, mirando directamente al anfitrión, el cadáver magullado, ensangrentado y casi putrefacto del asesinado Mr. Shuttleworthy.