Mevlânâ Jalaluddin Rumi

Alguna vez sentí ser dueño de mí mismo;
otras veces sentí ser de mí mismo esclavo.
Ya todo eso pasó. Dejé de aprisionarme:
aprendí la lección de no tomarme en serio.

Dije: «Tan solo un beso mi corazón desea».
«El precio de ese beso es la vida», dijiste.
Pero inmediatamente exclamó el corazón:6
«barato te lo dejan, no andes regateando».

prudente que ofrezca consejos al amante
que se ahorre el esfuerz

Eras un penitente y te enseñé a danzar.
Eras mudo y conmigo a trovar aprendiste.
Desconocía el mundo tu nombre y tus señales
y a desvelar secretos aprendiste a mi lado.

Eres el talismán que protege un tesoro
y eres también la mina donde fue descubierto.

su encuentro con un enigmático místico errante llamado Shams de Tabriz. Aquella comunión de almas encendió en Rumi una hoguera creativa y espiritual que siguió viva hasta su muerte.

En Shams, vio la imagen de lo divino y experimentó a Dios con una intensidad sin precedentes.

las relaciones del ser humano con Dios, con la Verdad en sí misma. L

La coherencia entre sus palabras y su forma de vida es otra de las características de su grandeza.

Rumi utiliza el Corán, los hadices y la tradición religiosa para indagar en la relación del ser humano con Dios,