Nada puede cambiar a Dios, no cambia su palabra y no cambia sus propósitos. No cambia sus promesas y por lo tanto no cambian nuestras responsabilidades, esta es la razón por la que el apóstol Pablo dijo, “dad gracias siempre.” Las circunstancias de la vida pueden ser difíciles pero tu actitud deber ser de adoración continua porque nada que sea eterno puede cambiar.