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Anthony Doerr

  • Ivanna Peñaloza Acevedohas quoted13 days ago
    A pesar de los cuidados de Omeir, para cuando el viaje toca a su fin, Árbol no muestra interés alguno en apoyar la pata trasera izquierda y Rayo de Luna apenas puede levantar la cabeza; da la impresión de que los bueyes gemelos tiran solo por complacer a Omeir, como si lo único que les importara ya fuera satisfacer esa única exigencia, por muy incomprensible que les resulte, porque el muchacho así lo quiere.

    Este camina junto a ellos con lágrimas en los ojos.
  • Ivanna Peñaloza Acevedohas quoted13 days ago
    «¿Te sientes mejor? —pregunta Sybil—. Expresar enfado de vez en cuando es natural».

    ¿Por qué uno no se puede curar con la rapidez a la que se lesiona? Te tuerces un tobillo, te rompes un hueso…, puede ocurrir en un abrir y cerrar de ojos. Hora tras hora, semana tras semana, año tras año las células de cuerpo trabajan para reconstituirse tal y como eran en el instante anterior a la lesión. Pero incluso así no eres la misma persona; no exactamente.
  • Ivanna Peñaloza Acevedohas quoted13 days ago
    Con el ronzal y la soga en una mano, Omeir guía a Árbol por un paso de ganado hacia los matorrales a la orilla del Bósforo. En el resplandor de la luz de sol flotan recuerdos de Rayo de Luna cuando era un ternero. Le gustaba rascarse las costillas contra un pino en particular que había junto al establo. Le encantaba meterse en el arroyo hasta el vientre y mugía de placer. No se le daba muy bien jugar al escondite. Lo asustaban las abejas.
  • Ivanna Peñaloza Acevedohas quoted13 days ago
    La noche engulle la última luz azul del día. En la luz de la lumbre los rostros de las mujeres reflejan ese sufrimiento secular que casi resulta sublime: como si siempre hubieran sospechado que las cosas terminarían así y estuvieran resignadas. Crisa lleva a Anna a la despensa y enciende una vela. Le da unas pocas tiras de esturión salado y una hogaza de pan negro envuelta en un paño.

    —Si hay una criatura —susurra Crisa— más despierta, dura y veloz que ellos, esa eres tú. Todavía te queda vida por delante. Márchate esta noche y enviaré plegarias a pisarte los talones.

    Anna oye a la viuda Teodora en la trascocina diciendo:

    —Dejamos nuestros cuerpos en este mundo para poder volar al próximo.
  • Ivanna Peñaloza Acevedohas quoted13 days ago
    —Caramba, caramba, Zeno Ninis. ¡Que me recojan con una pala quitanieves! Si no te conociera, diría que estás enamorado.
  • Ivanna Peñaloza Acevedohas quoted13 days ago
    Se despierta en el sofá cama cuando es noche cerrada, agudamente consciente de que dos hombres comparten cama al otro lado de una puerta cerrada a dos metros de él. Cuando vuelve a despertarse, con la espalda dolorida por el desfase horario o por algo peor, un corazón roto, es por la tarde y Rex hace horas que se ha ido a dar clase.
  • Ivanna Peñaloza Acevedohas quoted13 days ago
    «Háblanos, diosa, de la ira de Aquiles, hijo de Peleo».

    No lo bastante buena.

    «Habla, Calíope, de la indignación del pélida».

    Peor aún.

    «Cuéntale a las gentes, musa, por qué cojones estaba tan furioso Aquiles, el chaval de Peleo».
  • Ivanna Peñaloza Acevedohas quoted13 days ago
    A veces las cosas que creemos perdidas solo están ocultas, esperando a ser redescubiertas.
  • Ivanna Peñaloza Acevedohas quoted13 days ago
    Rachel aparta los ojos de la mesa, con la mirada perdida en un punto lejano.

    —Pues en mi ciudad de los cucos y las nubes —dice— llovería todas las noches. Habría árboles verdes que llegarían hasta el horizonte. Ríos grandes y frescos.
  • Ivanna Peñaloza Acevedohas quoted13 days ago
    Cuando abre la puertecita la luz entra a raudales por el umbral en arco. Sobre el escenario, Marian está subida a una banqueta escalera pintando algo en las torres doradas y plateadas de su decorado. Zeno la mira bajar de la banqueta para examinar su trabajo, luego subir de nuevo, mojar el pincel y dibujar tres pájaros más volando alrededor de la torre. El olor a pintura fresca es intenso. Todo está en silencio.

    Tener ochenta y seis años y sentirse así.
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