Rompo a llorar, aumentando el dramatismo de la noche. Él me suelta suavemente.
—Por favor, para —me pide con la voz entrecortada—. Lily… —Me besa con suavidad en los labios, la mejilla, la nariz, los ojos y la barbilla—. Por favor, no pasa nada. Estoy bien.
—Es culpa mía —me lamento entre sollozos.