Amaya Lacasa

  • Benjamin Melgarejo Reichelthas quoted13 days ago
    –Es posible que no nos volvamos a ver nunca más –me dijo–, antes de despedirnos quería darle una explicación. Usted ya habrá notado que tengo poco respeto por la opinión de los demás; pero le tengo aprecio y me preocupa dejar en su memoria una impresión injusta.
  • Benjamin Melgarejo Reichelthas quoted13 days ago
    En realidad, ¿qué sería de nosotros si en lugar de la regla comúnmente aceptada: las jerarquías deben respetarse, se introdujera otra, por ejemplo: la inteligencia debe respetarse?
  • Benjamin Melgarejo Reichelthas quoted7 days ago
    ¿De qué carezco? Tengo aves, una casa, graneros, toda clase de caprichos, un vodka de primera, peras y ciruelas en el jardín, amapolas, coles y guisantes en el huerto… ¿Qué me falta…? Quisiera saber lo que me falta».
  • Benjamin Melgarejo Reichelthas quoted6 hours ago
    ¡No…! ¡No puedo…! ¡Dadme otra pluma! ¡La mía es demasiado lánguida, mortecina y roma para describir semejante cuadro!
  • Benjamin Melgarejo Reichelthas quoted6 hours ago
    Pero ¿no resulta ridículo iniciar un diario acaso dos semanas antes de morir? ¿Y qué hay de malo en ello? ¿Es que catorce días representan menos que catorce años, que catorce siglos? Frente a la eternidad, todo es vanidad, como suele decirse.
  • Benjamin Melgarejo Reichelthas quoted5 hours ago
    Mientras vive, el hombre apenas es consciente de su propia vida: como un sonido, sólo se vuelve perceptible al cabo de cierto tiempo.
  • Ivana Melgozahas quoted2 years ago
    El tratamiento de Pushkin es sutil pero aún romántico: la deuda de honor no se salda viendo morir al adversario, sino conociendo su miedo, su desesperación. Paradójicamente, en el pensamiento romántico, el duelo es, en una sociedad regulada, un instrumento humanizador: una forma de poder ver al hombre, al fin, sin máscaras, sin leyes, reducido a instinto y emoción.
  • Ivana Melgozahas quoted2 years ago
    la decidida predilección de los autores, bien documentada en nuestra antología, por el caso anecdótico, por la circunstancia mínima, por los personajes pequeños: el sepulturero, el maestro de postas, el siervo peluquero, el cochero, el posadero, el cuidador de huertos, el soldado que muere anónimamente en un barco… por no hablar, en otros estamentos, de los terratenientes ociosos, de los funcionarios anodinos, de los profesionales (médicos, ingenieros) no respetados
  • Ivana Melgozahas quoted2 years ago
    El «hombre superfluo» es el hombre que observa sin incidir en lo observado; el hombre que reflexiona pero no interviene. Es el hombre que, consciente –como Gúrov en «La dama del perrito»– de que por debajo de las convenciones hay otra vida, más plena pero también más arriesgada, se deja llevar no obstante por la inercia, y se acomoda –al contrario que Gúrov– a un papel rutinario que ha decidido representar ante sí mismo. Se engaña, no atreviéndose a ser lo que podría ser; se convierte, como el héroe de Turguénev, en una «criatura recelosa, susceptible y afectada», inútil y desconocida para sí misma: inútil y desconocida, por tanto, para los demás.
  • Ivana Melgozahas quoted2 years ago
    la insignificancia se convierte en una elección, en una toma de partido.
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