De lo que no se habla es de esa inmensa cantidad de madres que optan por el trabajo asalariado sin convencimiento y permanentemente agotadas; del elevado porcentaje de las que desearían tener otro hijo pero en esas condiciones ni se lo plantean; o de esas otras madres que tienen recursos económicos para dedicarse al cuidado de sus hijos pero vuelven al trabajo casi con alivio tras dieciséis semanas de soledad, desorientación, ansiedad y aislamiento.