—¡Qué estupidez! ¿cómo que nadie puede hacerme sentir nada? Mis padres siempre me hacían enojar, mis hermanos me hacían sentir menos, mis parejas constantemente me desilusionaban y herían.
—Mira, te lo voy a explicar mejor... Antes de estar aquí, eras completamente libre, nadie ni nada tenía poder sobre ti. Tenías la oportunidad de hacer cualquier cosa que te propusieras, eras el dueño de tu vida.