Einstein lo entendió: t es el tiempo que pasa para mí, que estoy inmóvil, el ritmo al que acontecen los fenómenos que permanecen inmóviles conmigo; mientras que t’ es «tu tiempo», el ritmo al que acontecen los fenómenos que se desplazan contigo. Así, t es el tiempo que mide mi reloj inmóvil, y t’, el tiempo que mide tu reloj en movimiento.