La octava
Eres tú y no el péndulo el marcador del reloj
El que pausadamente registra la suave armonía
El tic-tac oscilante cuando despliegas brazos o
piernas del tronco con orejas, ojos, nuca y manos
braceada la hora para tomar decisiones
la boca abierta y jadeante en busca de razones
El aire azul, al insistir permanecer en esta tierra.
Correspondencia del arriba y el abajo en esta vida,
una razón digerida en amanecida inquietud
en la otra ciudad, donde has ido a parar
esa otra, siendo parte carnal de la diáspora, esa
otra con más sal que azúcar,
donde sobrevivirás,
a tu propio exilio