Los Destinos solo se entrometen cuando se lo permitimos, y quedó muy claro que nunca es buena idea darles oportunidad de inmiscuirse. Les gusta el conflicto: entre ellos o entre sus fieles. Cuando un Destino responde, los motivos tienen menos que ver con la petición del invocador y mucho con lo que el Destino desea. Siempre hay consecuencias. A veces, no inmediatas.