El ejemplo máximo de hombre práctico, pues reúne en sí mismo la más extrema concentración de acción, unido a su extrema importancia, es el estratega. Para él, toda la vida es guerra y la batalla no es más que la síntesis de la vida. El estratega es un hombre que juega con las vidas como el jugador de ajedrez con las piezas del juego. ¿Qué sería del estratega, si se le ocurriera pensar que en cada lance del juego se pone la noche sobre mil hogares y la tristeza sobre tres mil corazones? ¿Qué sería del mundo, si fuésemos humanos? Si el hombre sintiese de veras, no habría civilización.