Jesús García Gabaldón

  • Benjamin Melgarejo Reichelthas quoted15 days ago
    –Es posible que no nos volvamos a ver nunca más –me dijo–, antes de despedirnos quería darle una explicación. Usted ya habrá notado que tengo poco respeto por la opinión de los demás; pero le tengo aprecio y me preocupa dejar en su memoria una impresión injusta.
  • Benjamin Melgarejo Reichelthas quoted15 days ago
    En realidad, ¿qué sería de nosotros si en lugar de la regla comúnmente aceptada: las jerarquías deben respetarse, se introdujera otra, por ejemplo: la inteligencia debe respetarse?
  • Benjamin Melgarejo Reichelthas quoted9 days ago
    ¿De qué carezco? Tengo aves, una casa, graneros, toda clase de caprichos, un vodka de primera, peras y ciruelas en el jardín, amapolas, coles y guisantes en el huerto… ¿Qué me falta…? Quisiera saber lo que me falta».
  • Benjamin Melgarejo Reichelthas quoted2 days ago
    ¡No…! ¡No puedo…! ¡Dadme otra pluma! ¡La mía es demasiado lánguida, mortecina y roma para describir semejante cuadro!
  • Benjamin Melgarejo Reichelthas quoted2 days ago
    Pero ¿no resulta ridículo iniciar un diario acaso dos semanas antes de morir? ¿Y qué hay de malo en ello? ¿Es que catorce días representan menos que catorce años, que catorce siglos? Frente a la eternidad, todo es vanidad, como suele decirse.
  • Benjamin Melgarejo Reichelthas quoted2 days ago
    Mientras vive, el hombre apenas es consciente de su propia vida: como un sonido, sólo se vuelve perceptible al cabo de cierto tiempo.
  • Benjamin Melgarejo Reichelthas quoted5 hours ago
    Analizaba hasta el último rincón de mi cerebro, me comparaba con otros, recordaba las menores miradas, las menores sonrisas, las menores palabras de aquellas personas ante las cuales me habría gustado abrir mi corazón, lo interpretaba todo en el peor sentido, me reía sarcásticamente de mi pretensión de ser «como todo el mundo»; y de pronto, en medio de esa risa, me hundía en la tristeza, caía en una especie de desesperación irracional; llegados a ese punto, retomaba mis tentativas anteriores. En resumidas cuentas, giraba en redondo como una ardilla en su rueda.
  • Benjamin Melgarejo Reichelthas quoted4 hours ago
    Como se sabe, cuando un hombre es dichoso, su cerebro apenas trabaja. Un sentimiento de serenidad y alegría, así como una oleada de satisfacción, se apoderan de todo su ser, lo absorben por entero; la conciencia de su personalidad desaparece y flota en un estado de beatitud, como dicen los malos poetas. Pero, cuando ese «encantamiento» al fin se desvanece, el hombre experimenta a veces cierto remordimiento y pesar por haberse observado tan poco en medio de su felicidad, por no haber sabido recurrir a la reflexión y el recuerdo para prolongar y duplicar sus goces.
  • Ivana Melgozahas quoted2 years ago
    El tratamiento de Pushkin es sutil pero aún romántico: la deuda de honor no se salda viendo morir al adversario, sino conociendo su miedo, su desesperación. Paradójicamente, en el pensamiento romántico, el duelo es, en una sociedad regulada, un instrumento humanizador: una forma de poder ver al hombre, al fin, sin máscaras, sin leyes, reducido a instinto y emoción.
  • Ivana Melgozahas quoted2 years ago
    la decidida predilección de los autores, bien documentada en nuestra antología, por el caso anecdótico, por la circunstancia mínima, por los personajes pequeños: el sepulturero, el maestro de postas, el siervo peluquero, el cochero, el posadero, el cuidador de huertos, el soldado que muere anónimamente en un barco… por no hablar, en otros estamentos, de los terratenientes ociosos, de los funcionarios anodinos, de los profesionales (médicos, ingenieros) no respetados
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