Entonces, también la mujer se ve obligada a trabajar: si no, la familia no tiene qué comer. Y los hijos, en lugar de recibir la formación del padre, de la madre, de la parroquia, hoy en Italia y en todas estas naciones que eran católicas, reciben su instrucción del televisor y de Internet. Los dos instrumentos de formación de la juventud de hoy son Internet –uno con Internet posee el mundo– y la televisión.