El aire lleva sus pájaros como olas lentas hacia la rama
(rama de arena sostiene al mar que canta)
Rafael Ramoshas quoted2 years ago
Ya está bueno, mar. Te he visto recoger tus olas y mirarlas con largura. Ya está bueno. Y alzar tus olas sin volverte y por el aire definitivo como el ángel y mansamente tenderse las orillas en la guarda.
Rafael Ramoshas quoted2 years ago
Conducías las islas al punto más azul de la marea
Eras Eolo y desatabas la alegría con los dedos llenos de corrientes
Llegar a tus plantas: situar la mañana y empezar a desbordarla
Como un dios en barba creciente tendías tu sombra sobre la arena
La Trinacria encontraba el sol encima de los árboles
Nunca Gauguin hubiera podido con tanto verde
Rafael Ramoshas quoted2 years ago
El musicante
He visto ramas partiendo de una flauta con pájaros, con pájaros.
Un caudaloso árbol bajando de tus labios volando, volando.
Rafael Ramoshas quoted2 years ago
No hay peces que ponerse en estas redes
Sacúdete la espuma de las piernas
Hombre de luz endurecida: ¿quién señala
los pasajes que predican tu dulzura?
Sólo el mar
en el fondo de tus manos
empieza a abrir sus alas como una mariposa.
Rafael Ramoshas quoted2 years ago
Con la frente desplegada
y el sol anudado a la garganta
blande el rey su voz vertiginosa.
Castillos de arena lo defienden
Flamean girasoles encendidos.
Victoria es con el rey.
Encorvado mar se ciñe a sus pasos
musitando espumosísima súplica.
Rafael Ramoshas quoted2 years ago
La playa tendida como un lagarto
llora minuciosa
una vastísima lágrima.
Barcas en vela deambulan por su sal incesante
abrazando redes ateridas de peces.
Los hombres avanzan desfigurando la rectitud
de las calles
con voces de botellas abiertas y pies desnudos
pero observan: Hoy la brisa
es pájaro invisible que las ramas presienten
como gitanas tintineantes
cuando desmadejan el hilo prodigioso de las manos.
Rafael Ramoshas quoted2 years ago
Ah de los mares empujados hasta el crepúsculo
y despeñados allí para cantar.
Ah de los que oyen.
Rafael Ramoshas quoted2 years ago
Nadie para mi rostro de muralla absorta
con su crecida barba de retama
Nadie para medir el aire que me muerde
Nadie para arrimar la arena tibia que cae de mis ojos