Rubén Darío da inicio al libro Prosas profanas con esta cuarteta:
Era un aire suave, de pausados giros,
el hada Harmonía ritmaba sus vuelos;
e iban frases vagas y tenues suspiros
entre los sollozos de los violoncelos…
Los versos tienen doce sílabas. Con ellos y las aliteraciones en la consonante s, fricativa, silbante, suave, por un lado y por otro, en la consonante sencilla r, suave también, el poeta acentúa el tranquilo y agradable espacio que sugiere. Los cuatro versos indican, en un haz compacto, un ambiente en extremo delicado. El cuarto verso se pronuncia a la americana: la z de sollozos con el sonido de la s y la c de violoncelo también con el valor fónico de la s (no del dígrafo ch, no a la italiana). El poeta se ha valido aquí, pues, de otros recursos, diferentes a los que habíamos previamente señalado