esa tesitura, el nuevo valor ético generado por la complejidad social no debería consistir en el interés por lograr una superproducción de bienes materiales y en el correlativo afán consumista, en la inclinación por conseguir ser el más rico y el más fuerte, sino en el inicio de una nueva carrera social donde se tratara de dilucidar quién va a sobresalir en sabiduría, en respeto hacia los demás y hacia el entorno natural, en avidez por alcanzar la tranquilidad, la paz y el sosiego espiritual.