Este trabajo nació como un cuento que yo inventé para mi hijo cuando era pequeño, un concurso de cuentos lo desenterró de mi memoria durante la pandemia y con el tiempo libre que apareció a raíz de ella, la pequeña obra se amplió hasta convertirse en una serie que se desarrolla, en principio en 24 capítulos.

Patachof no es un ratón, es una musaraña, esto se reivindica muy bien en la canción que se me ocurrió para complementar este trabajo; pero la importancia que yo otorgo a esta idea es que, apoyándonos en el punto de vista de este pequeño mamífero, nos introducimos en un mundo muy desconocido y que nos ofrece enormes posibilidades para conocer lo más íntimo de la naturaleza, el pequeño Patachof.

Patachof, en su deambular por el prado, va encontrando toda una serie de animales con los que obligatoriamente debe coincidir porque viven allí, unos, son su comida, gusanos, grillos, langostas, mariposas... (la despensa de Patachof) y los demás, se lo quieren merendar a él o aplastarlo sin querer: gatos, zorros, tejones, pájaros, serpientes, lagartos... ovejas, vacas, caballos, perros...

Todas las musarañas viven acobardadas por la enorme cantidad de peligros a que se enfrentan, pero no Patachof, él, afronta la vida con decisión, con entusiasmo y cada vez va más y más lejos desafiando los peligros y conociendo todos los rincones del prado y del bosque, lo que nos brinda la gran ocasión de conocer ese entorno: insectos, mamíferos, pájaros y plantas aparecen cuando vamos de la mano de Patachof y le acompañamos a sus aventuras,

Patachof tiene una gran vocación didáctica y científica y nos ofrece la ocasión de conocer el mundo natural en directo y quizás iniciar en el lector el germen de un estudioso de la biología y de todas sus ramas y al mismo tiempo la posibilidad de concienciar al niño de la enorme riqueza que poseen nuestros prados, ríos y bosques, para que así pueda aprender a amarlos y respetarlos.

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