M. ª Ángeles Alonso

  • Fernandohas quotedlast year
    El bolso siguió siendo el almacén central de los recuerdos.
  • Yaneli Castellanos Ghas quoted5 months ago
    criminal, que durante meses estuvo destruyendo la ciudad, las bibliotecas, los monumentos, las iglesias, las calles y los puentes, sabía que estaba destruyendo la memoria.
  • Adal Cortezhas quotedlast year
    La memoria es, creo yo, un sustituto de la cola que perdimos para siempre en el afortunado proceso de la evolución. Dirige nuestros movimientos, incluida la migración. Además de eso, hay algo claramente atávico en el propio proceso del recuerdo, aunque solo sea porque dicho proceso nunca es lineal. Además, tal vez cuanto más recordamos más cerca estemos de la muerte.
    Si es así, es bueno que nuestra memoria falle. Sin embargo, lo que hace con mayor frecuencia es enrollarse, retroceder, desviarse en todas las direcciones, como una cola, como debe hacer nuestra narración, aun a riesgo de parecer incoherente y aburrida. Al fin y al cabo, el aburrimiento es el rasgo más frecuente de la existencia y nos preguntamos por qué tuvo tan poco predicamento en la prosa decimonónica, que tanto se esforzó por alcanzar el realismo. Pero, aun cuando un escritor esté perfectamente equipado para imitar en el papel las más sutiles fluctuaciones mentales, el esfuerzo por reproducir la cola en todo su esplendor en espiral está condenado al fracaso, pues la evolución no fue gratuita. La perspectiva de los años endereza las cosas hasta el punto de borrarlas totalmente. Nada nos las devuelve, ni siquiera las palabras escritas con las volutas de sus letras.
    JOSEPH BRODSKY, Menos que uno
  • elisa shas quoted5 months ago
    Sin embargo, ese mismo año —cuando cambiaron los nombres de las calles, cuando cambió la lengua y el país y las banderas y los símbolos; cuando cambiaron los nombres de las instituciones, de los colegios, de los trenes y de los aviones; cuando el bando malo se convirtió en el bueno, y el bueno de golpe en el malo; cuando unos empezaron a tener miedo de sus propios nombres, cuando otros no tenían miedo por primera vez; cuando los unos masacraban a los otros y los otros masacraban a los unos; cuando irrumpieron los ejércitos de diferentes distintivos, cuando irrumpió el más fuerte para aniquilarlo todo de la faz de su país; cuando horribles calores desolaron el país; cuando la mentira se convirtió en la ley y la ley en la mentira; cuando los periódicos escribían cosas diferentes sobre lo mismo, cuando la gente hablaba cosas diferentes sobre lo mismo, cuando de la boca solo salían palabras cortantes: sangre, guerra, cuchillo, miedo; cuando los pequeños países balcánicos sacudieron con razón a Europa asegurando que eran sus hijos legítimos; cuando de alguna parte salieron hormigas para comerse y arrastrar los jirones del último vástago de estas tribus malditas; cuando se descompusieron los viejos mitos y en el delirio se crearon los nuevos; cuando se descompuso el país que ella había aceptado como suyo y ya había perdido y olvidado al antiguo hace mucho; cuando en su piso de Nuevo Zagreb, emanando del hormigón encandecido y del cielo de hormigón, abrasaba el calor; cuando tanto de día como de noche reverberaba la pavorosa luz del televisor; cuando le sacudía la helada fiebre del miedo—, mamá, a pesar de todo, siguió insistentemente con el inútil ritual de ir a la tumba de mi padre.
  • elisa shas quoted5 months ago
    Las fotografías de los álbumes de mamá —después del primer caos, de la puesta en orden según los principios de la cronología de los acontecimientos y su importancia, después del retoque (exclusión de las fotografías feas), después de la expulsión de los innecesarios Slavica y Branko— hace tiempo que ya ocupan su posición, al parecer, definitiva.
    Me doy cuenta, sin embargo, de que en los estrictos álbumes se infiltran de manera silenciosa en las corrientes de una nueva vida: un papelito arrancado con el nombre de alguna crema de cara, un número de teléfono, un recorte de periódico sobre dónde se pueden conseguir cerraduras especiales y sistemas de alarma, o un articulillo sobre lo nocivo que es el tomate, una postal del veraneo de alguien…
    De vez en cuando ella pone orden, tira la «basura» que, escapándose a su control, entra gateando en sus álbumes y trastoca la armonía.
    De vez en cuando la encuentro hojeándolos. Cierra el álbum, se quita las gafas, las deja y dice:
    —A veces me parece que ni siquiera he vivido…
    —La vida no es sino un álbum de fotografías. Solo lo que está en el álbum existe de verdad. Lo que no está en el álbum nunca ha existido —dice mi amigo.
  • elisa shas quoted5 months ago
    Con exactitud documental, Kabakov transmite la cotidianidad conversacional, lo cual coloca al observador-lector en una trampa de sentimientos ambiguos respecto a la estética brutal de la vida cotidiana, desde la compasión hasta la angustia.
  • elisa shas quoted5 months ago
    CITA
    La memoria es, creo yo, un sustituto de la cola que perdimos para siempre en el afortunado proceso de la evolución. Dirige nuestros movimientos, incluida la migración. Además de eso, hay algo claramente atávico en el propio proceso del recuerdo, aunque solo sea porque dicho proceso nunca es lineal. Además, tal vez cuanto más recordamos más cerca estemos de la muerte.
  • elisa shas quoted5 months ago
    Lucy se estaba desmoronando. Como si antes de que nos encontráramos se hubiera recogido a sí misma en un fardo atando los nudos muy bien y, en ese momento, los nudos se estuvieran desatando por todas partes. Lucy se desbordaba, yo ya no sabía de qué estaba hablando, saltaba de un tema a otro, parecía borracha, con la delgada mano encendía cigarrillo tras cigarrillo, su pálida cara se retorcía, parecía una heroína de novelas del xix, toda en diminutivos, toda en suspiro
  • elisa shas quoted5 months ago
    —Was ist Kunst? —pregunto a un colega.
    —El arte es un intento de defender la integridad del mundo, la secreta unión entre todas las cosas. Solo el arte presupone una secreta relación entre la uña del dedo meñique de mi mujer y el terremoto de Kobe —dice mi colega.
  • elisa shas quoted5 months ago
    mi época, en las clases de Lengua y Literatura había redacciones de un tema dado y de tema libre. Esas redacciones libres suponían la habilidad de expresarse bien, y las de tema, sobre todo, daban la oportunidad de demostrar el conocimiento. El género de los deberes de sobresaliente era, por supuesto, más fácil de superar y era más fácil también obtener el sobresaliente deseado.
    Esos deberes libres, curiosamente, te obligaban a caer en unos rígidos clichés: debías escribir en primera persona del singular y el comienzo había de ser algo estereotípico. O sea, los deberes de sobresaliente, por razones desconocidas, empezaban con la lluvia («Estoy sentada al lado de la ventana, cuyos cristales son golpeados por las primeras gotas de lluvia otoñal…») y acababan con precipitaciones. La lluvia otoñal se valoraba de manera especial. Tenían un alto efecto artístico los verbos lloviznar y chispear («Está lloviznando, chispeando…»), y las oraciones elípticas debían sugerir los latidos del corazón y, por supuesto, también el chispear de las gotas contra el cristal de la ventana. Todo junto aseguraba el efecto deseado y el resultado expresado en un diez. En esos deberes, como un aburrido dolor de muelas, repicaba machacón un mismo tono nostálgico-contemplativo, producido por una resabida reflexión sobre la caída de una hoja de un árbol cercano, en una palabra, sobre la fugacidad de la vida.
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