Senda Florida

  • h6vc5j9tvphas quotedlast year
    Nunca me había pasado nada igual. Será el corazón que me falla... Estoy agotado..., ya es hora de mandar todo a paseo... y a Kislovodsk...»
  • h6vc5j9tvphas quotedlast year
    Espero que ustedes me perdonen —dijo el caballero con acento extranjero, pero sin llegar a desfigurar las palabras— por atreverme... sin haber sido previamente presentados... pero el tema de su docta conversación es tan sumamente interesante que...
  • Adal Cortezhas quoted5 months ago
    Todo récord de velocidad o de destreza me resulta indiferente, visto desde la óptica del sha de Persia, al que cuando lo alentaron a asistir a un derby exclamó, a la oriental: “¿Para qué? Ya sé que un caballo puede correr más rápido que otro. Pero me da lo mismo cuál”.
  • Adal Cortezhas quoted5 months ago
    Y amar a alguien exclusivamente quiere decir amarlo doblemente.
  • Adal Cortezhas quoted5 months ago
    En esa hora se me había revelado el eterno misterio de toda gran creación, y de hecho de todo logro terrenal: la concentración, la síntesis de todas las fuerzas, de todos los sentidos, el éxtasis, el salirse del mundo propio de todo artista. Había aprendido algo para el resto de mi vida.
  • Adal Cortezhas quoted5 months ago
    Cuando visité a Verhaeren al día siguiente, me saludó con una sonrisa maliciosa. “Sí que tuviste una singular aventura en París”, me dijo, bromeando. “En primer lugar, no sabía que eras un muchacho tan acaudalado.” Al principio no entendí a qué se refería. Me alcanzó el periódico, y he aquí que había un enorme reporte sobre los incidentes del día anterior, solo que apenas si podía reconocer yo los hechos concretos en una expresión tan romantizada.
  • Adal Cortezhas quoted5 months ago
    Mas desde entonces he aprendido a no celebrar una representación con expectativas antes de que verdaderamente se alce el telón. Claro que los ensayos comenzaron a concretarse, uno tras otro, y mis amigos me aseguraban que Matkowsky nunca había estado más grandioso y viril que cuando recitaba mis versos en dichas pruebas. Yo ya había reservado un coche cama a Berlín cuando me llegó un telegrama de último momento: “Postergación por enfermedad de Matkowsky”. Lo tomé como una excusa, como es habitual en el mundo del teatro si no se puede cumplir con un compromiso o con una promesa. Pero ocho días después los periódicos informaban sobre la muerte de Matkowsky. Mis versos habían sido los últimos pronunciados por sus labios maravillosos y elocuentes.
    Se acabó, me dije.
  • Adal Cortezhas quoted5 months ago
    En Alemania, en Francia, en Italia, en Rusia, en Bélgica, casi todos servían con obediencia a la “propaganda bélica” y por ende al delirio colectivo y al odio colectivo de la guerra, en vez de combatirla.
    Las consecuencias fueron desastrosas. Por entonces, cuando la propaganda aún no se había utilizado en tiempos de paz, los pueblos tomaban por verdadera cualquier cosa que se imprimiera, pese a mil desengaños. Y así fue que el entusiasmo puro, bello y abnegado de los primeros días progresivamente se fue transformando en una orgía de los peores y más necios sentimientos.
  • Adal Cortezhas quoted5 months ago
    De a poco, en aquellas primeras semanas de la guerra de 1914 se fue haciendo imposible sostener una charla sensata con alguien. Los más pacifistas y los más bondadosos parecían ebrios por los vahos de la sangre. De la noche a la mañana, amigos que siempre tuve por firmes individualistas e incluso por anarquistas de espíritu se habían convertido en patriotas fanáticos, y de patriotas, en anexionistas insaciables. Cualquier diálogo culminaba en frases como “el que no puede odiar no puede amar de verdad” o en burdas sospechas.
  • Adal Cortezhas quoted5 months ago
    Así que solo quedaba una opción: retraerse en uno mismo y guardar silencio mientras los demás deliraban y vociferaban. No era cosa fácil, pues hasta vivir en el exilio –y lo he experimentado de sobra– no es tan malo como vivir solo en la patria.
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