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Louise Glück

years of life: 22 April 1943 13 October 2023

Quotes

Rafael Ramoshas quoted2 years ago
Estuve allí mucho tiempo sin mirar nada.
Poco después sentí la oscuridad, el frío que hacía.
Mucho tiempo, no sé cuánto.
Una vez que la tierra decide perder la memoria
el tiempo parece de algún modo no tener sentido.
Aunque no sea así para mis hijos. Andan tras de mí
para que haga testamento; están preocupados
por si el gobierno se queda con todo.
Deberían acompañarme alguna vez
a mirar este campo cubierto de nieve.
Todo está escrito aquí fuera.
Nada. No tengo nada que darles.
Esa es la cláusula primera.
La segunda es: no quiero que me quemen
Rafael Ramoshas quoted2 years ago
¿No quiere todo el mundo sentir por la noche
el cuerpo amado, brújula, estrella polar,
oír la respiración tranquila que dice
estoy vivo y que significa también:
estás vivo porque me oyes,
estás aquí, a mi lado; y que cuando uno se gire,
se gire el otro?
Eso es lo que sintió el señor de las tinieblas
al mirar el mundo que había
construido para Perséfone. No se le ocurrió siquiera
que allí no se podría olfatear.
Ni comer, eso es seguro.
¿Culpa? ¿Terror? ¿Miedo de amar?
Él no podía imaginarse tales cosas,
ningún enamorado se las imagina.
Él sueña, se pregunta cómo llamar a ese sitio.
Piensa: El Nuevo Infierno. Después: El Jardín.
Al final decide que se llame
La infancia de Perséfone.
Una tenue luz despunta sobre la bien trazada pradera,
detrás de la cama. Él la coge en brazos. Quiere
decirle: Te quiero, nada puede dañarte
pero cree
que es mentira, y al final le dice
estás muerta, nada puede dañarte,
lo cual se le antoja
un inicio prometedor, más verdadero.
Rafael Ramoshas quoted2 years ago
¿No es amor lo que todos quieren?
Esperó largos años,
construyendo un mundo, observando
a Perséfone en el prado.
Perséfone, la que olfateaba, la que degustaba.
Si te apetece una cosa
te apetecen todas, pensó él.
¿No quiere todo el mundo sentir por la noche
el cuerpo amado, brújula, estrella polar,
oír la respiración tranquila que dice
estoy vivo y que significa también:
estás vivo porque me oyes,
estás aquí, a mi lado; y que cuando uno se gire,
se gire el otro?
Eso es lo que sintió el señor de las tinieblas
al mirar el mundo que había
construido para Perséfone. No se le ocurrió siquiera
que allí no se podría olfatear.
Ni comer, eso es seguro.
¿Culpa? ¿Terror? ¿Miedo de amar?
Él no podía imaginarse tales cosas,
ningún enamorado se las imagina.
Él sueña, se pregunta cómo llamar a ese sitio.
Piensa: El Nuevo Infierno. Después: El Jardín.
Al final decide que se llame
La infancia de Perséfone.
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