Ésta es nuestra práctica de meditación como mujeres, conjurar los aspectos muertos y descuartizados de la vida. El arquetipo que recrea a partir de algo que ha muerto tiene siempre una doble faceta. La Madre de la Creación es siempre también la Madre de la Muerte y viceversa. Debido a esta naturaleza dual o doble tarea, el importante trabajo que tenemos por delante es el de aprender a distinguir, entre todo lo que nos rodea y lo que llevamos dentro, qué tiene que vivir y qué tiene que morir. Nuestra misión es captar el momento más oportuno para ambas cosas; para dejar que muera lo que tiene que morir y que viva lo que tiene que vivir.