Este obcecado corazón te vela
en tanto, en medio de la noche, un claro
aceite ardiendo, alumbra el desamparo
que sólo tu poder salva y nivela.
Tan lejana del ruido se congela
toda presencia en mí, y tan avaro
se muestra el discurrir, que no reparo
en lo que espejo fiel no te revela.
Sola, construyo arrodillada un mundo
de tibia pesadumbre y presentido
gozo, en que luz, tierra y razón confundo;
y así me arde el desvelo reducido
y esta hipnosis de miel en que me hundo,
agostando en tu fuego mi sentido