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Enriqueta Ochoa

  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    Mansamente en silencio,
    ahíta de ternura,
    bebí luz de cristal entre los sueños,
    se me quebró en la entraña, me cortaba,
    y me quedé en tinieblas…
  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    Cuántas cosas he dicho,
    palabras que se arrancan por no llorar de rabia.
    Ya no puedo dormir sobre la misma almohada
    aunque los ojos sueñen;
    me repudio al decirlo,
    pero cualquier cosa es mejor
    a este avispero en llamas en que vivo
  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    Un río es una criatura viva
    por donde Dios hace correr el temblor maravillado
    de su esencia
  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    pero, ¿cómo hendir la cuchilla
    para que despierte la conciencia y el amor nos ampare?
  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    Espera quieta,
    somos pasto donde la luz madura
  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    ¿Es que pronto no habrá una lágrima
    para mojar tu ausencia,
    una antorcha vehemente que te salve de tanta
    nieve oscura?
  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    A veces los sentidos se alebrestan
    por una escala enigmática, fuera de la carne,
    y duele la lágrima de un niño
    que llora en cualquier parte del mundo.
    Duele el rostro caído de algún hombre,
    que desorbitado de dolor, vacila
    al filo de la muerte.
    Levanta en bríos, la furia de los cuerpos
    que en algún sitio se unen
    y hacen volar las vértebras de cuajo
    incendiando la noche.
  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    Conmueve la oración de un justo
    que se alza en éxtasis
    siguiendo el rastro de los ángeles.
    Sí, duele todo, como si en vivo afluente
    se vaciara al pecho, el mundo, colmándome.
    Y es entonces,
    cuando sin saber por qué,
    mi lengua se dilata y canta
  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    Palideció de angustia
    y salió bajo el sol del verano
    a calentarse.
    Ascendió a la luz
    —hay que saber tocarla—,
    le quemó las entrañas
    y acudió oveja mansa al agua
    para saciarse.
    Fue y apresó los vientos
    —devorador ingenuo de distancias—,
    le quebraron las piernas,
    y sin embargo ardía,
    se le ardían los labios, las pupilas…
  • Rafael Ramoshas quoted2 years ago
    Era una mujer pequeña,
    no mayor que la mínima yerba.
    Una mujer que ofrecía sus espaldas
    para sostener al mundo,
    y el peso de una pestaña la doblaba.
    Tenía el anhelo insaciable que devora distancias,
    pero gemían sus pies al roce de una semilla
    de sombras que pisara.
    Quería el ojo insomne,
    alerta noche y día;
    pero el sueño coronaba sus párpados
    como la neblina a las montañas.
    Soñaba con besar una estrella
    y bebérsela entera,
    pero sus pies tenían raíces consagradas
    a la pesantez del suelo.
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