Parte del problema proviene de que los científicos dan una imagen falsa de ellos mismos. Como lo señaló Medawar, la misma forma de las publicaciones de los científicos es una especie de fraude. El formato simplificado que se inicia con una “introducción”, sigue con los “métodos” y los “resultados” y termina con la “discusión”, no tiene ninguna relación con la manera en que los científicos realmente trabajan. En general los científicos solo buscan que los resultados finales resistan el escrutinio frío y objetivo de sus colegas, y no se ocupan en mostrar el proceso seguido para lograr sus descubrimientos. Al quitar todo rastro de emoción humana, los artículos científicos se reducen a expedientes de los que es imposible extraer el significado de lo hecho y los motivos para haberlo hecho. Lo mismo sucede con la imaginación, la suerte, las dificultades y otros factores, como las conversaciones con otros o la obsesión por resolver un problema. Por otra parte, no deja de ser sorprendente que los científicos no hagan algo para borrar esa imagen carente de calor humano. La idea de que hay algo llamado “método científico” ha ayudado a reforzar esta imagen; se suele pensar que hay un procedimiento intelectual y formal que conduce con seguridad y de manera inevitable a las conclusiones correctas. El proceso mental de los científicos parece funcionar de manera distinta al de la gente normal.