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Deirdre Mask

  • Yatzel Roldánhas quoted2 years ago
    Solo en una noche, los habitantes de Ginebra destruyeron ciento cincuenta números, incluso mientras el ejército patrullaba la ciudad, en busca de los vándalos que borraban los números.[207] Los pintores los repintaron. En el juicio, algunos adujeron (imagino que avergonzados) que no sabían que no estaba permitido borrar los números. No solo era en Ginebra: en toda Europa los números de las casas eran emborronados con excrementos o extraídos con barras de hierro. Los encargados de numerar recibieron palizas, chapuzones y tuvieron que salir corriendo de los pueblos. Al menos uno fue asesinado.[208
  • Yatzel Roldánhas quoted2 years ago
    Numerar equivale a deshumanizar. En los primeros tiempos de la numeración, mucha gente creía que los nuevos números los privaban de dignidad. Cicchini narra cómo una mujer de sesenta y un años juzgada por vandalizar su número en Ginebra dijo ante el juez que ya bastaba con tener el nombre de la calle grabado en la casa; si las autoridades le añadían «ese número», afirmó, «parecería una inquisición».[210] Un autor suizo de visita en Austria se mostró «horrorizado al ver números en las casas, un símbolo de la mano del gobernante tomando posesión del individuo».[211]
  • Yatzel Roldánhas quoted2 years ago
    Cuando los hombres se sacaban los dientes de cuajo o se cortaban los pulgares para evitar el servicio militar, ejercían el único poder a su alcance. Ejercían la violencia contra sí mismos como ejercían la violencia contra sus casas porque, como relata Tantner, «era lo único que les quedaba frente a la autoridad del Estado para numerarlos».[212] Si no podían hacerlo, no podían reclutarte, no podían verte, no podían adueñarse de ti: eras una persona realmente libre
  • Yatzel Roldánhas quoted2 years ago
    Scott ha argumentado que los planes de los Gobiernos para hacer que sus países sean más «legibles» suelen fallar a la gente a la que supuestamente ayudan. Los urbanistas regularizan las ciudades, erradicando las irregularidades vigorizantes de las calles que elogia Jane Jacobs en Vida y muerte de las grandes ciudades. Cambiar los barrios pobres por estructurados bulevares desplazó a decenas de miles de habitantes de la clase obrera en el París del siglo XIX, por ejemplo.[215] El intento del Gobierno tanzano para obligar a millones de ciudadanos a instalarse en miles de pueblos rigurosamente planificados diezmó la agricultura del país
  • Yatzel Roldánhas quoted2 years ago
    Prusia le otorgó la ciudadanía a los judíos en 1812 a cambio de que tomaran apellidos fijos. Un edicto de 1833 obligaba a todos los judíos, no solo a los nacionalizados, a tomar apellidos como Rubenstein y Bernstein de una lista que el Gobierno elegía para ellos. Pero poco después, en 1845, los judíos fueron legalmente
  • Yatzel Roldánhas quoted2 years ago
    confinados a una lista cerrada de apellidos, nombres que no podían cambiar, facilitando que los nazis los identificaran sin esfuerzo. Como ha señalado el historiador Dietz Bering, «los judíos, para los que las puertas del gueto legal se habían abierto en 1812 a medias, ni siquiera del todo, volvieron a ser encarcelados en otro gueto: el de los nombres»
  • Yatzel Roldánhas quoted2 years ago
    Las calles numeradas son en gran medida un fenómeno estadounidense
  • Yatzel Roldánhas quoted2 years ago
    Como apunta el geógrafo Jani Vuolteenaho, en Europa los números rara vez aparecen en el callejero.[246] En Madrid, en 1931, durante el periodo conocido como Segunda República, alguien sensato sugirió que se podían utilizar números para evitar conflictos en caso de que hubiera que renombrar las calles. El ayuntamiento desdeñó la idea de plano y explicó que las calles numeradas «no encajaban con la tradición española» que honraba a los ciudadanos ilustres «prestándoles su nombre a calles en pueblos y ciudades».[247] En la actualidad todavía existen reglamentos por toda Europa que rechazan el uso de números en el callejero. En Estonia, nos recuerda Vuolteenaho, están prohibidas por ley
  • Yatzel Roldánhas quoted2 years ago
    Penn no había bautizado su colonia, pero podía nombrar las calles. Aunque parece que Holme quería darles el nombre de personas (él incluido), Penn rechazó la idea por indecorosa. Su alternativa encajaba mejor con los ideales cuáqueros.[262] Estos rechazaban utilizar los nombres de los meses del calendario gregoriano debido a su origen pagano; en lugar de «enero» o «febrero», decían «primer mes», «segundo mes» (con los meses de septiembre a diciembre
  • Yatzel Roldánhas quoted2 years ago
    que tomaban su nombre de los números latinos, no había problema). Lo mismo pasaba con los días de la semana: la escuela dominical era la «escuela del primer día». Siguiendo esta idea, Penn nombró las calles con números de norte a sur —segunda calle, tercera calle, cuarta calle— identificando las líneas rectas y racionales de la cuadrícula
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