Y esto lo consiguió convirtiendo a la mujer en su servidora eterna, al capitalizar culturalmente la reclusión y domesticidad a que las condiciones de la vida primitiva la obligaron a ella en una primera e incipiente distribución del trabajo en función del sexo.
Esto es, clarmente, lo que sucede con Teresa, la hermana de Tomás, tomada completamente como una servidora de los hombres, en especial de su hermano, a quien en más de una ocasión se refiere como "amo".