Pero ¿en qué consiste este olvido? ¿Por qué se nos ha escapado el ser? La filosofía occidental ha confundido la pregunta por el ser con la pregunta por el ente. Cuando desde la filosofía se ha preguntado por el ser, lo que ha buscado es un ente más fundamental, una cosa más importante o fundamental que todas las demás: una materia común, una sustancia o un Dios, y ha querido llevarlo a la presencia. El hombre ha preguntado por el ser de la misma manera que se relaciona cotidiana y normalmente con el mundo natural, con el mundo de las cosas. Lo que ha conseguido así es perderlo, perderlo hasta el punto de que ni siquiera se da cuenta de esa pérdida. Por eso el hombre occidental se mueve satisfecho en un mundo hecho de cosas y de discursos sobre las cosas. Por tanto, rescatar al ser del olvido significa hablar de cómo se ha olvidado la diferencia entre el ser y la cosa, es decir, de la diferencia entre la cosa y el hecho de que sea.