Editorial Paraíso Perdido

Después entendí que soy diferente y siempre lo seré; a quien le guste, bien. A quien no, ni modo

mi nombre se volvió un susurro hueco, viento que es mal aire y no silba

«TODO TIENE REMEDIO» y en letras chiquitas «(salvo el amor, la muerte y estar feo)».

La restauración es una labor de escucha. Es pararse en el espacio o frente al objeto, acercar el oído y aguardar a que el silencio coloque en la mente la imagen de cómo sería sin el daño.

de ti como te olvidaste tú de mí, habré de bañarme en las aguas del Leteo, habré de enjabonarme tu nombre, tallarlo de mi alma y después dormir para siempre…

Muchas personas, hombres y mujeres, me han querido coptar para la amplia secta de los Reproductores

Al escribir uno se comporta como hijo único, dice Alejandro Zambra.

Como si estuviese en el río, me mecían, pero no sentía el agua. Sólo me mecía una fuerza blanca, unas olas sin mar.

¡Chale! No llevábamos ni la mitad del lado A

Esta casa, al igual que mi abuela, guarda secretos; el más grande es: ¿dónde está mi mamá?