Anita Dube

feminismo reside precisamente en su capacidad de motivar a personas a afirmarse como feministas en diversos tipos de contextos

Mujer», por consiguiente, no es una identidad natural y autoevidente, el sujeto político obvio del feminismo. El sujeto político del feminismo se produce en la práctica política. No hay «mujeres» preexistentes que pueden luego ser hindúes o musulmanas, de la casta superior o dalit, blancas o negras; más bien hay personas que pueden responder a distintos tipos de desafíos políticos, en tanto dalit, musulmanas o mujeres. El éxito del

Es igualmente importante el hecho de que, en ocasiones, una feminista tendrá que reconocer que el factor definitorio en una situación particular puede ser la raza o la casta, y no el género

Como ya debería haber quedado claro, entre feministas hay tantos desacuerdos como solidaridades. Ello explica la aparición del término «feminismos», en plural

El terreno común entre

El terreno común entre feministas está marcado por el reconocimiento de que las relaciones de poder de género oprimen a las mujeres y les impiden alcanzar todo su potencial, pero hay grandes discrepancias de opinión sobre el modo en que estas relaciones de poder operan en contextos específicos y cómo se cruzan con otras relaciones de poder.

En este capítulo exploraremos uno de los debates clave: ¿cuándo hay que considerar a las mujeres como víctimas que necesitan protección y cuándo como agentes activas que interpelan al poder y forjan sus propios espacios?

académica del derecho feminista y activista Flavia Agnes ha sugerido la necesidad de pasar de una noción del «sujeto vulnerable» a la de un «sujeto que asume riesgos

En este capítulo nos hemos ocupado de debates entre feministas que emergen de una noción tan complicadas

como es la de «agencia»: las mujeres toman decisiones, pero no lo hacen en circunstancias controladas por ellas mismas. Muy a menudo, las mujeres eligen opciones que van en contra de valores normativos feministas. Lo que tenemos aquí es la contradicción entre dos creencias básicas del feminismo. La primera, la creencia en la autonomía de las mujeres y su habilidad de actuar como agentes volitivos; la segunda, la creencia simultánea en la hegemonía de valores dominantes cargados de poder que constriñen la «libertad de elegir»