La gente solía confundirla con mi madre. Sobre todo los niños y los forasteros, aquellos que no sabían lo que les había ocurrido a mis padres o que Emma, como médico de Extravagancia, había intentado salvarle la vida a mi padre y había fracasado. Al contrario que mi madre, este no había muerto en el acto, lo que, a todos los efectos, habría sido mucho mejor