¿Pero qué convirtió a Viena en una ciudad excepcional? ¿Por qué no París o Berlín? ¿Cuáles eran los rasgos distintivos de esa ciudad, de esa cultura que alimentó la imaginación de sus creadores? La primera ventaja era, creo yo, la de contar con un público. A pesar de las contradicciones del imperio multinacional, Viena se convirtió —hacia 1900— en una de las mayores capitales artísticas del mundo. Los vieneses eran muy receptivos a la música y al teatro, pero sobre todo los habitaba una insaciable curiosidad por enterarse de la vida de los actores, músicos, escritores y artistas de la capital. La aparición de un público con esas características comenzó, desde luego, a principios del si