Laura Wittner

Más adelante casi siempre andábamos con un libro encima. Más adelante. Cuando por fin fuimos un poquito mayores aunque no tan mayores como los demás andábamos con libros encima.

Como si lo único que se pudiera hacer con un libro fuera leerlo. Así es. Podíamos estar largo rato sentadas con un libro al lado y ni siquiera abrirlo, ¿o no?

Era completamente factible según nos fuimos dando cuenta obtener muchísimo de un libro sin siquiera abrirlo. Solo tenerlo ahí al lado durante siglos ya nos parecía muy especial.