Las excéntricas

1915]
¿DIRÉ QUE “HOY NO sucedió nada”, como solíamos hacer en nuestros diarios, cuando estos se empezaban a morir? No sería cierto. El día es como un árbol sin hojas: hay todo tipo de colores, si se lo mira con atención.

La intimidad es un arte difícil, como nos lo recuerda la propia Geraldine:

Geraldine, tirada en el piso, generalizaba y especulaba y trataba de formular alguna teoría de la vida basada en su propia experiencia tumultuosa. ¡Qué “despreciable” —siempre tendía a usar palabras fuertes, aunque sabía que muchas veces “pecaba contra las nociones de Jane sobre el buen gusto”— es la posición de las mujeres en tantos sentidos! ¡Cómo la había atrofiado y limitado! ¡Cómo le hervía la sangre cuando pensaba en el poder que ejercían los hombres sobre las mujeres! Había ciertos caballeros a los que le hubiera gustado darles una buena patada: “¡qué hipócritas mentirosos! Bueno, de nada sirve insultarlos… pero estoy furiosa, y me trae algo de paz”.