Amigo mío, nosotros no somos menos que la tierra! Trabajamos regularmente el terreno y eso apenas parece alterarlo. Sin embargo, con el tiempo, la tierra nos ofrece sus frutos. Si la hubiéramos dejado intocada, sin duda habría permanecido árida. Así como la tierra, cuando detectes una necesidad en tu corazón, no dudes de ti mismo ni te preguntes «¿De qué sirve todo este esfuerzo que estoy haciendo?». No dejes de hacerlo, aunque los resultados sean negativos. Con el tiempo se revelará la razón de tu trabajo.