No sé si debo decir yo, si debo hacer que esa niña sea a la vez mi yo de hoy, de cuarenta y cuatro años. Quizá pueda decir ella, la niña. No sé qué es mejor para mis lectores. Para mí, obviamente, soy yo. Cuando se trata de esa época no percibo esa extrañeza de la que hablan los autores que trabajan con fotos de su pasado, porque yo nunca salí de allí. Siempre está en presente. Soy yo, y es ahora