odiaba a los que hablaban de las ciudades como si fueran sus parejas románticas. Si no tenías buenos motivos para haberlas «elegido», entonces debías defenderte o disculparte. Y en el caso de Barcelona, siempre sonaba a ¿cómo pudiste enamorarte de un tipo tan borracho, sucio e infantil? ¿Acaso eres igual de boba y superficial? Cómo podían llenarse la boca así, cuando ni para el amor aplicaba ese tipo de razonamiento