Los paseos diarios son un laboratorio impagable de sorpresas, y de oportunidades de aprender a mirar. Si en cada momento puede suceder lo inesperado, en los paseos, donde una va tan relajada y con la mente despierta, es aún más posible. La actitud de estos paseos es la de un “flâneur”. Una flâneuse (flâneur en masculino) es una mujer atenta. La paseante callejea sin rumbo, completamente abierta a las vicisitudes del camino, sin ninguna expectativa, y receptiva a lo que surja en el transcurrir. Es una actitud vital que Balzac definió como “gastronomía para los ojos”.