es
Books
Maylis de Kerangal

Reparar a los vivos

  • Yatzel Roldánhas quotedyesterday
    la estancia es como una hoja de papel argéntico olvidada en una cubeta de líquido revelador, y esa metamorfosis –ese enarenamiento progresivo, el ennegrecimiento de lo que los rodea– los hipnotiza conforme gana nitidez el mundo en torno a ellos
  • Yatzel Roldánhas quotedyesterday
    sigue con los ojos su lento caminar hacia las altas puertas de cristal, se recuesta contra un pilar para verlos mejor: la cristalera se torna espejo a esas horas, se reflejan en ella como se reflejan los fantasmas en la superficie de los estanques las noches de invierno; son la sombra de sí mismos
  • Yatzel Roldánhas quoted7 days ago
    Van a alejarse pero Marianne se vuelve por última vez hacia la cama y lo que la deja paralizada es la soledad que emana de Simon, ahora solo como un objeto, como si se hubiera liberado de su parte humana, como si ya no estuviese ligado a una comunidad, insertado en una red de intenciones y emociones, sino que errase, metamorfoseado en una cosa absoluta, Simon está muerto
  • Yatzel Roldánhas quoted7 days ago
    La superioridad de un jilguero sobre otro estribaba en la belleza de su canto, se esmeraba en enseñarles melodías –los de Souk Ahras tenían fama de memorizar cantidad de ellas–, utilizando para ello un viejo aparato de casete que difundía por la mañana su melodía repetidamente, sin suscribir en absoluto los métodos de los criadores más jóvenes, como cubrir la jaula, hacer incisiones o introducir auriculares MP3 que funcionaban toda la noche. Pero la emoción del jilguero sobrepasaba la musicalidad de su canto y respondía sobre todo a la geografía: su canto materializaba un territorio. Valle, ciudad, montaña, bosque, colina, arroyo. Hacía aparecer un paisaje, experimentar una topografía, atisbar un suelo y un clima
  • Yatzel Roldánhas quoted22 days ago
    y ese silencio que discurre, espeso, negro, vertiginoso, mezcla de espanto y confusión.
  • Yatzel Roldánhas quotedlast month
    Révol rememora las representaciones de cadáveres que conoce, y son siempre imágenes de Cristo, cristos crucificados de cuerpos lívidos, las frentes arañadas por la corona de espinas, clavados de pies y manos en maderas negras y relucientes, o cristos echados con la cabeza hacia atrás y los párpados entornados, lívidos, descarnados, las caderas ceñidas con un escueto sudario estilo Mantegna, es El cuerpo de Cristo muerto en la tumba de Holbein el Joven –un cuadro tan realista que Dostoievski puso en guardia a los creyentes: mirándolo se exponían a perder la fe–, son esos reyes, esos prelados, esos dictadores incensados, esos cowboys de cine desplomados en la arena y filmados en primer plano, recuerda entonces esa foto del Che, crístico precisamente, y también él con los ojos abiertos, exhibido en una puesta en escena mórbida por la junta boliviana
  • Yatzel Roldánhas quotedlast month
    dan un paso y se abrazan, un abrazo demencialmente fuerte, como si se aplastasen el uno en el otro, las cabezas comprimidas como para henderse el cráneo, los hombros triturados bajo la masa del tórax, los brazos doloridos a fuerza de oprimirse, se amalgaman en las bufandas, las chaquetas y los abrigos, la clase de abrazo que uno se da para ser una roca ante el ciclón, para ser una piedra antes de saltar al vacío, una cosa de fin del mundo en cualquier caso, cuando al mismo tiempo, exactamente al mismo tiempo, es también un gesto que los reconecta –sus labios se tocan–, acentúa y elimina su distancia, y cuando se liberan, cuando se desasen por fin, sorprendidos, extenuados, son como náufragos.
  • Yatzel Roldánhas quotedlast month
    diecinueve años de secuencias mnemónicas, mantenerlas a distancia.
  • Yatzel Roldánhas quotedlast month
    Se ha colocado en el centro de la estancia –siempre en el mismo sitio–, el peso del cuerpo repartido entre los dos pies, la espalda erguida, los hombros ligeramente echados hacia atrás, la caja torácica expandida para despejar el pecho y el cuello, una vez estabilizado ha efectuado lentos movimientos circulares con la cabeza para flexibilizar las cervicales, ha repetido esas mismas rotaciones con cada hombro y se ha esforzado en visualizar la columna de aire que lo conforma, desde la boca del estómago hasta la garganta, ese conducto interno que propulsa la respiración y hará vibrar sus cuerdas vocales, perfila su postura. Finalmente abre la boca, un horno –un poco curioso en ese instante, vagamente ridículo–, llena de aire los pulmones, contrae la cintura abdominal, luego espira como si abriera un pasaje, y prolonga la acción lo más posible, movilizando el diafragma y los cigomáticos –un sordo hubiera podido oírlo con sólo imponer las manos sobre él–.
  • Yatzel Roldánhas quotedlast month
    observa cómo la acción de cantar lo concentra y lo atrapa, lo erige en cuerpo humano y, lo que es más quizá, en cuerpo cantante. Es un renacer.
fb2epub
Drag & drop your files (not more than 5 at once)