Polvos de arroz

Empezó de un modo súbito, como todo lo definitivo.

Cuando empezó noviembre la niebla vino a pegarse a la ventana de su habitación, anunciando el invierno y la humedad

setenta años, sobre todo para esos tiempos, indican que ya está viviendo la última etapa de su vida. Justo en este periodo es cuando se siente una muerta en vida. Así se lo confiesa en una de sus cartas a su querido Juan Antonio: “Estamos aquí esperando que venga la muerte y nos entierren, ninguna otra cosa puede sucedernos…”

creó su único refugio, su paraíso doméstico, su jardín con “sus flores, sus árboles, y hasta sus nubes”.

La penitencia de Camerina Rabasa es consecuencia de su pecado: no haber sabido vivir su tiempo y haberse sometido a los dictados y autoridad de los otros: sus padres,

No era sólo el efecto de una moda, era

Esta sensación de ser desubicado a causa de la modernidad de su pequeña ciudad provinciana, crece cuando Camerina se traslada a la ciudad de México para encontrarse con un amor también fuera de tiempo.

Camerina se traslada a la ciudad de México para encontrarse con un amor también fuera de tiempo.

algunas personas no mueren cuando llega su muerte, sino desde mucho antes; y su muerte física no es sino una consecuencia natural, que produce sólo una pequeña congoja que viene a cerrar un círculo.

El arrepentimiento debe ser la consecuencia de una falta. ¿De qué puedo yo arrepentirme? Como no sea de la vida entera, de la existencia toda, y eso no me importa.