. Isaac Asimov trabajaba ocho horas al día los siete días de la semana, de forma que lograba una media de unas treinta y siete páginas diarias. Haruki Murakami se levanta a las cuatro de la madrugada, trabaja seis horas, y por la tarde corre diez kilómetros o nada mil quinientos metros, lee, escucha música y se acuesta a las nueve de la noche.